La volatilidad no tiene por qué ser un factor adverso para sus inversiones


La volatilidad es un indicador que informa sobre la variabilidad de la rentabilidad de un activo financiero. A menudo se calcula mediante la desviación típica de las rentabilidades (es decir, el grado de dispersión de los datos con respecto a su media).

Los mercados financieros pueden sufrir episodios de volatilidad en cualquier momento del ciclo, con independencia de que coticen al alza o a la baja. A veces, las fluctuaciones bruscas o intensas pueden propiciar la adopción de decisiones dictadas por las emociones. Sin embargo, desde una perspectiva a largo plazo, las fluctuaciones a corto plazo pueden acabar compensándose y adoptar un patrón diferente; de hecho, nuestros análisis bursátiles muestran que, en un período de 20 a 30 años, dichos movimientos se han traducido en rentabilidades positivas para la renta variable.

Es lógico que la volatilidad amilane a los inversores, dado que la incertidumbre y las épocas de cambio pueden ser extremadamente difíciles. Sin embargo, esta suele ser impredecible y extraordinariamente efímera. Es prácticamente imposible predecir las futuras fluctuaciones del mercado y evitar la volatilidad negativa, además de que esta práctica podría perjudicar el rendimiento de sus inversiones durante el horizonte temporal de su cartera. Asimismo, conviene recordar que un mercado volátil no solo implica variaciones negativas: si bien es cierto los movimientos a la baja pueden reducir el valor de sus inversiones —al menos a corto plazo— su cartera también puede beneficiarse de la volatilidad positiva.

Muchos inversores saben que este es el precio que deben pagar si quieren beneficiarse de las rentabilidades a largo plazo de la renta variable. Mantener la calma y la disciplina ante los altibajos del mercado puede llegar a ser complicado, pero la resiliencia en estos períodos aumenta las probabilidades de alcanzar los objetivos financieros establecidos. Si le resulta difícil mantener la disciplina durante estos períodos de volatilidad, puede beneficiarse de contar con un asesor financiero que comprenda sus metas y objetivos a largo plazo.

Mantenga la calma y siga adelante

Incluso los inversores más experimentados a veces realizan operaciones inoportunas o contraproducentes para sus carteras. Por ejemplo, el hecho de abandonar una estrategia de inversión que cuenta con un horizonte temporal amplio para comprar valores que están teniendo un buen comportamiento a corto plazo constituye una visión miope y puede ir en detrimento de sus objetivos a largo plazo.

Incluso los mercados alcistas atraviesan episodios de volatilidad (de hecho, resulta prácticamente imposible encontrar un período de revalorización bursátil prolongado en el que no se hayan registrado altibajos). A medida que los parqués siguen su rumbo al alza, los vaivenes son inevitables. Los mercados alcistas generalmente tienen que bregar con muchos temores durante su existencia (fenómeno al que denominamos el muro de las preocupaciones).

A medida que se desarrollan ciertos acontecimientos —tales como tensiones geopolíticas, procesos electorales o desastres naturales— las bolsas pueden zarandearse a corto plazo a consecuencia de la coyuntura sumida en la incertidumbre. No obstante, este tipo de acontecimientos generalmente no suelen tener la magnitud suficiente como para desencadenar un mercado bajista (una caída de las cotizaciones igual o superior al 20 %), por lo que la disciplina constituye un factor fundamental para hacer frente a las rachas turbulentas.

Durante el transcurso de un ciclo alcista, se suelen registrar una o varias correcciones bursátiles (una caída brusca de entre el 10 % y el 20 % y basada en el miedo de los inversores). Estas correcciones suelen estar impulsadas por factores psicológicos o temores infundados (por lo tanto, no contemplan los fundamentales económicos) y tienden a ser efímeras. Las correcciones son habituales en los ciclos alcistas, pero muchos inversores todavía temen su ocurrencia.

La disciplina es más importante que la predicción del futuro desempeño bursátil

Dado que las correcciones del mercado alcista a menudo se basan en el miedo y pueden comenzar o terminar por cualquier motivo o sin ninguna razón, tratar predecirlas puede resultar inútil. La toma de decisiones de inversión basadas en sus emociones ante las recientes oscilaciones bursátiles puede acarrear pérdidas en caso de que compre o venda en el momento equivocado. Por ejemplo, durante una caída brusca, los inversores agoreros podrían vender bajo y perderse el repunte posterior. En la mayoría de los casos, lo mejor que se puede hacer ante la ocurrencia de una corrección es simplemente mantener la inversión para asegurarse de que se beneficiará de las futuras rentabilidades del mercado alcista. Asimismo, si compra una acción u otra clase de activo que se acaba de apuntar una rentabilidad extraordinaria, podría estar pagando demasiado por ella y que, poco después, empiece a depreciarse. La gestión de inversiones es una actividad que, por lo general, se proyecta en el largo plazo, por lo que la disciplina suele desempeñar un papel más importante que la elección del momento oportuno para entrar y salir del mercado.

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Es difícil mantener la disciplina en un contexto internacional tan volátil. Los inversores, por naturaleza, tienden a experimentar el dolor por una pérdida de manera más intensa que la alegría por una ganancia. Este sentimiento puede propiciar la adopción de decisiones a corto plazo precipitadas y sesgadas por sus emociones. Fisher Investments España se compromete a formar a los inversores para que eviten este comportamiento y que, con ello, tengan más posibilidades de ser constantes y disciplinados en la consecución de sus objetivos a largo plazo.

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Invertir en los mercados implica un riesgo de pérdida y no existe garantía de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. Rendimientos pasados no garantizan ni predicen de manera fiable rendimientos futuros. El valor de las inversiones y las rentas que se generen, fluctuarán con los mercados financieros globales y los tipos de cambio de las divisas internacionales.