La diversificación internacional puede ayudar a reducir el riesgo

La diversificación es un componente fundamental en cualquier estrategia de inversión. No obstante, muchos inversores nos preguntan por qué es importante poner en práctica un enfoque de carácter internacional.

Una cartera bien diversificada es la forma más sencilla de reducir riesgos. La implementación de un enfoque internacional puede acarrear un mayor esfuerzo de investigación, dado que las opciones para elegir se multiplican exponencialmente. Por ello, muchos inversores se muestran reacios a invertir fuera de sus países sin llegar a ser conscientes de las oportunidades que se pierden.

En qué consiste la diversificación

La diversificación es una técnica mediante la cual se reparte el riesgo invirtiendo en diferentes sectores del mercado. Este enfoque tiene por objeto la reducción del riesgo total de la cartera mediante la compensación de las áreas que estén rindiendo por debajo de la media con aquellas que presentan un desempeño por encima de la misma.

La diversificación puede lograrse de maneras distintas, desde la adquisición de títulos de diferentes empresas hasta la inversión en varias clases de activos, sectores o países. Si bien la mayoría entiende su importancia, muchos inversores no logran implementar un enfoque a nivel mundial.

La importancia de la diversificación internacional

Ningún estilo de inversión, sector, país o región es intrínsecamente superior a otro. La diversificación internacional reparte el riesgo invirtiendo en diferentes mercados y divisas con el fin de contrarrestar el riesgo de concentración en un solo país o región. Asimismo, permite aprovechar las oportunidades observadas fuera de su país de origen. En nuestra opinión, una cartera de inversión internacional y bien diversificada desempeña un papel clave para la consecución de los objetivos financieros a largo plazo.

El hecho de reducir el riesgo mediante la adquisición de valores de países diferentes puede protegerle de los conflictos o cambios reglamentarios específicos de cada país. Ningún país se libra de pasar por dificultades o padecer algún tipo de desastre natural; ni siquiera el suyo, por estable que le parezca. No obstante, la inversión de forma diversificada y global puede mitigar estos riesgos. De esta manera, si un país o región está atravesando problemas económicos, su cartera no se verá tan afectada que si hubiera concentrado su inversión en esa zona.

La realidad es que algunos inversores europeos no cuentan con un alto porcentaje de diversificación en sus carteras como creen, dado que suelen centrarse exclusivamente en los países y mercados que les resultan más familiares.

El sesgo nacional

Si usted concentra su inversión en su país o región, se está dejando llevar por un fenómeno psicológico conocido como sesgo nacional. Esta inclinación seguramente tiene que ver más con los datos macroeconómicos del propio país que con la selección de los valores que adquiere.

Aunque invertir en diferentes sectores constituye una forma de diversificación, hacerlo en un único país conlleva un evidente riesgo de concentración, dado que dichas inversiones serán muy sensibles a cualquier acontecimiento negativo que afecte a esa economía: cualquier turbulencia política, económica o medioambiental, por pequeña que sea, podría influir significativamente en el valor de su cartera. Si bien los inversores tienen poco o ningún control sobre estos factores, la selección de activos pertenecientes a países y regiones distintos puede mitigar la exposición de la cartera.

La gestión de riesgos

Los riesgos constituyen una parte inherente de toda inversión. La intención de cualquier inversor debería ser la consecución de sus objetivos a largo plazo a la vez que se limita el riesgo asociada a la misma. Seguramente esto es más fácil de decir que de hacer, pero si dichos objetivos requieren crecimiento, debe tener en cuenta los niveles de volatilidad y riesgo que está dispuesto a aceptar a corto plazo.

Los inversores suelen temer los episodios de volatilidad del mercado a corto plazo —es decir, las fluctuaciones de las cotizaciones en un período de tiempo relativamente corto—. Sin embargo, puede que muchos de ellos tengan que aceptar estas oscilaciones a corto plazo para alcanzar sus objetivos de inversión a largo plazo. En el caso de los inversores que cuentan con carteras diversificadas a nivel mundial, el aumento de la exposición al extranjero a veces puede reducir parte de esa volatilidad.

Asimismo, la diversificación internacional ayuda a reducir la exposición a los acontecimientos locales que terminan perjudicando gravemente el desempeño de los valores de renta variable y otros instrumentos financieros: la coyuntura política, las medidas adoptadas por los bancos centrales, los conflictos armados o los desastres naturales pueden tener un profundo impacto en su cartera si decide concentrarse en un solo país o región.

A la hora de afrontar el riesgo en su estrategia de inversión, muchas veces los inversores ponen demasiado énfasis en reducir la volatilidad a corto plazo y olvidan otros riesgos fundamentales, como el de no alcanzar sus objetivos a largo plazo. Los inversores creen que actúan con prudencia cuando invierten en títulos de baja rentabilidad, como la renta fija o el efectivo. Sin embargo, si necesita que su cartera crezca para llegar a la meta que se ha propuesto, deberá recurrir a activos que le reporten mayores ganancias, tales como los valores de renta variable. No se deje vencer por el miedo a la volatilidad a corto plazo: invertir es una carrera de fondo.

El liderazgo del mercado siempre se encuentra en constante rotación

El liderazgo no lo ostenta ningún activo, sector, región o país de manera indefinida, sino que rota con el tiempo —si fuera así, el inversor sabría perfectamente dónde invertir—. Mientras que su país puede batir a los demás en un determinado ejercicio, los otros podrían presentar unos mejores resultados en el siguiente.

Ningún país, sector o estilo de inversión conserva su liderazgo eternamente, por lo que las carteras diversificadas a nivel mundial pueden aumentar sus posibilidades de aprovechar las áreas que encabezan el liderazgo y evitar aquellas con peores rendimientos. La inversión internacional, en caso de aplicarse correctamente, puede reducir en cierto modo los niveles de volatilidad a corto plazo y, en consecuencia, allanarle el camino hacia sus objetivos financieros a largo plazo.

Cómo puede ayudarle el asesoramiento profesional

La inversión internacional exige mayor dedicación y capacidad de análisis, por lo que los asesores financieros le pueden prestar apoyo para seleccionar los valores que mejor se adaptan a sus necesidades. En este sentido, se beneficiará de contar con un profesional que esté en sintonía con sus metas y que, además, dispone de los recursos ofrecidos por el Departamento de análisis, encargado del estudio de los mercados internacionales y los constantes cambios de la coyuntura económica. En nosotros hallará el apoyo necesario para gestionar su cartera de inversión, lo que le dejará tiempo libre para disfrutar de su familia, viajar o cultivar sus aficiones.

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Es evidente que el estudio del comportamiento de los mercados requiere grandes dosis de experiencia y mucho tiempo, especialmente para el inversor particular, y más si se invierte a escala mundial.

Fisher Investments España defiende la diversificación internacional como modelo de inversión, por lo que estamos comprometidos a proporcionar la formación y los recursos necesarios con el fin de que los inversores descubran los beneficios que les puede reportar. Nuestra empresa matriz, Fisher Investments Europe, ayuda a los inversores cualificados que cuentan con un patrimonio de inversión igual o superior a 350 000 euros a evaluar su cartera para comprobar si cuenta con la estrategia más adecuada para lograr sus objetivos. Asimismo, le sugeriremos una asignación de activos personalizada para que pueda disponer de una cartera internacional ajustada a sus necesidades y metas.

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Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. La rentabilidad pasada no garantiza ni indica los resultados futuros de manera fiable. El valor de las inversiones y los ingresos procedentes de ellas están sometidos a la fluctuación de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.