Gestión de carteras  

¿En qué sectores y valores está invirtiendo? ¿Cómo está gestionando sus inversiones? ¿Tiene claros sus objetivos financieros a largo plazo?

Algunos inversores pueden responder claramente a estas preguntas. Sin embargo, para muchos otros, este tipo de preguntas pueden suscitarles miedo e incertidumbre —e incluso la sensación de que no están prestando a sus inversiones la atención que merecen—. Si usted pertenece a esta última categoría, en vez de desesperarse o evadir este problema, le alentamos a que comience a enfrentarse a esta situación considerando algunas cuestiones sobre la gestión de inversiones —qué es y en qué consiste, los posibles riesgos que debería evitar y si podría beneficiarse de ayuda profesional para gestionar su cartera—.

La gestión de carteras es un aspecto importante (y muchas veces incomprendido) de la planificación financiera y para la jubilación. Comprender el proceso de gestión de carteras con mayor profundidad le puede ayudar a asegurarse de que su plan de inversión se ajusta a sus objetivos a largo plazo, que dispone de una estrategia sólida para realizar y modificar sus inversiones, y que los factores de riesgo y rentabilidad de la inversión están equilibrados teniendo en cuenta sus circunstancias particulares y el horizonte temporal establecido.

¿En qué consiste la gestión de carteras?

La actividad de gestión de carteras engloba los aspectos siguientes:

Las inversiones de su elección: su elección de la inversión —también conocida como asignación de activos— constituye una de las decisiones más importantes que debe tomar cualquier inversor. La asignación de activos consiste en determinar los porcentajes de inversión en renta variable, renta fija y otras clases de activos. En la asignación de subactivos se contemplan los países, sectores o estilo de renta variable o renta fija en los que se quiere invertir. Por último, se seleccionan las acciones o bonos individuales que conformarán la cartera.

El momento y la forma en la que se ajustarán sus inversiones: una vez haya elaborado su asignación de activos, todavía necesitará gestionar su cartera. Probablemente querrá tener una estrategia clara para determinar los momentos en los que deberá reajustar su cartera. El hecho de establecer un proceso y criterios proactivos le puede ayudar a no tomar decisiones de inversión basadas en sus emociones o en el desempeño a corto plazo del mercado.

Por lo general, la gestión eficaz de sus inversiones tiene en cuenta los aspectos siguientes:

Se centra en sus objetivos a largo plazo: la mejor estrategia de inversión para su cartera se verá determinada por sus objetivos a largo plazo y su situación particular (por ejemplo, deberá tener en cuenta factores como su edad, su familia, el horizonte temporal de la inversión, los gastos y cuestiones fiscales). Aunque pueden parecer aspectos obvios, vale la pena recordar que usted es el punto de partida de su estrategia de inversión.

Utiliza un índice de referencia: es conveniente utilizar un índice de referencia (generalmente un índice bursátil), dado que ofrece un marco para diseñar su cartera, gestionar riesgos y evaluar el desempeño de su inversión. El simple hecho de aspirar a lograr una tasa de rentabilidad fija cada año puede decepcionarlo cuando los mercados financieros presentan un comportamiento sólido y registran un desempeño muy por encima de su objetivo —y, a su vez, puede ser poco realista cuando registran un crecimiento muy débil—.

Es dinámica y flexible: tanto sus circunstancias particulares como los fundamentales económicos pueden variar en 10 o incluso 5 años. Por consiguiente, disponer de una cartera flexible —es decir, que es relativamente líquida y facilita la compraventa de valores— puede ayudarle a implementar los ajustes necesarios con más prontitud.

Algunos de los posibles errores que se pueden cometer a la hora de gestionar carteras son los siguientes:

Invertir en fondos de fecha determinada: aunque este tipo de fondos pueden registrar un buen comportamiento (especialmente si no prevé jubilarse en un futuro a corto plazo), a medida que se acerca la fecha de jubilación tienden a adoptar un enfoque de inversión más conservador. Si bien estas inversiones mitigan el efecto de la volatilidad a corto plazo, presentan un potencial de crecimiento limitado. Puede que este tipo de inversión sea adecuada en función de sus necesidades de distribución y revalorización de su capital, pero, a su vez, podrían hacerle caer presa del riesgo de déficit —es decir, el riesgo de quedarse corto con sus objetivos de inversión al no alcanzar las rentabilidades previstas—. Puede que necesite unos niveles de crecimiento más altos para ir al compás de los niveles de inflación y poder sufragar un largo período de jubilación.

Disponer de inversiones ilíquidas: las inversiones complejas o que acarrean un alto coste de compraventa pueden ser arriesgadas, especialmente a la luz de la impredecibilidad con respecto a la esperanza de vida de los inversores y el comportamiento de los mercados financieros. Invertir en fondos o productos de seguros con unas comisiones de entrada, de suscripción o de rescisión elevadas pueden limitar la posibilidad de ajustar sus inversiones a medida que cambian las perspectivas bursátiles o sus circunstancias personales. Aunque estas inversiones son líquidas, las comisiones y penalizaciones asociadas a ellas pueden desalentar su venta.

No comprender la correlación entre riesgo y rentabilidad: si bien la evaluación de la tolerancia al riesgo es un factor fundamental en una inversión, el correcto entendimiento de la correlación entre riesgo y rentabilidad juega un papel igual de importante. Las inversiones menos volátiles o arriesgadas tienden a ofrecer una menor rentabilidad a largo plazo. No obstante, disponer activos de menor riesgo aumenta las probabilidades de quedarse sin dinero —riesgo de déficit— o de no alcanzar sus objetivos a largo plazo. Históricamente, la renta variable ha ofrecido unos retornos elevados, pero, a su vez, es más volátil a corto plazo. Si usted es capaz de tolerar el riesgo y ser un inversor largoplacista, la renta variable puede ser una opción atractiva y un componente importante en su cartera.

¿Un gestor discrecional podría ser una buena opción para usted?

Fisher Investments Europe es un gestor de patrimonio discrecional que utiliza un modelo de comisión única. Nuestra empresa matriz estadounidense, Fisher Investments, empezó a gestionar activos en 1979 con el objetivo de tener a sus clientes como su máxima prioridad. Actualmente ayudamos a más de 150 000 clientes en todo el mundo.[i] Si dispone de un patrimonio de inversión igual o superior a 350 000 EUR, podemos ayudarle a crear una cartera que se ajuste a sus circunstancias y se centre en sus objetivos a largo plazo. La gestión de carteras puede ser un proceso complejo y que requiere mucho tiempo, pero no tiene por qué hacerlo solo.

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[i] Clientes de Fisher Investments y sus filiales, a 31/3/2024.

Invertir en los mercados implica un riesgo de pérdida y no existe garantía de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. Rendimientos pasados no garantizan ni predicen de manera fiable rendimientos futuros. El valor de las inversiones y las rentas que se generen, fluctuarán con los mercados financieros globales y los tipos de cambio de las divisas internacionales.