Medición del rendimiento de una cartera de inversión

La evaluación correcta del rendimiento de una cartera constituye una de las fases más importantes de cualquier estrategia de inversión, aunque a veces resulta más difícil de lo que parece. En este sentido, saber calcular la rentabilidad de los valores de renta variable, renta fija e instrumentos de ahorro puede ayudarle a mantener la disciplina necesaria para alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo, por lo que desempeña un papel fundamental en el proceso de inversión. En este artículo se expondrán algunos consejos y factores que deben valorarse a la hora de medir el rendimiento de su cartera.

En primer lugar, uno de los aspectos que deben tenerse en cuenta es que su cartera no siempre registrará resultados positivos cada vez que calcule del rendimiento de su inversión. El valor de su cartera puede apreciarse o depreciarse un día, un mes, un año o incluso durante periodos más largos; esa es la naturaleza de cualquier inversión. El objetivo de su estrategia de inversión deber ser la consecución de sus objetivos a largo plazo y, en consecuencia, puede implicar la asunción de episodios de volatilidad a corto plazo. Esto no significa que deba ignorar por completo la medición del rendimiento de la cartera, sino que es imprescindible delimitarla en función de su contexto.

Factores que deben considerarse a la hora de medir el rendimiento de su inversión

La medición del rendimiento de una inversión requiere el examen pormenorizado de una serie de factores, los cuales dependerán, en gran medida, de sus objetivos y de la composición de su cartera.

Su asesor financiero le ayudará a identificar los factores que debe tener en cuenta para alcanzar sus objetivos de inversión. En caso de no determinarlos correctamente, se podrían obtener resultados equivocados y, en última instancia, llegar a conclusiones erróneas. Independientemente de su estrategia de inversión y la composición de su cartera, deberá tener en cuenta los aspectos mencionados a continuación con el fin de efectuar la medición del rendimiento de la inversión de forma eficaz:

Calcule la rentabilidad a partir de un índice de referencia: estos índices pueden ser de utilidad tanto para diseñar una cartera como para evaluar el rendimiento de la misma. Se deben elegir de manera que reflejen de manera óptima los activos que mejor se ajustan a sus objetivos. Por ejemplo, si sus objetivos exigen que toda su cartera esté conformada por valores de renta variable, puede optar por un índice de renta variable amplio e internacional, como el MSCI World. Un índice de referencia debería ser la base sobre la que plantear su cartera. Aunque puede crear una estrategia en la que se sobreponderen segmentos del mercado que considera que tendrán mejor comportamiento y se infraponderen aquellos que prevé que mostrarán un peor desempeño, su índice de referencia debería ser su hoja de ruta. Cuanto más diferente sea su cartera del índice, mayor será el riesgo de sus inversiones.

Una vez haya construido su cartera, este índice de referencia le servirá para medir el rendimiento de la misma durante el horizonte temporal de su inversión. Asimismo, podrá utilizarlo para evaluar si su estrategia está dando los resultados esperados al compararlo con su rentabilidad neta —es decir, sin comisiones—.

Revalorización del capital: este factor representa, junto a los pagos de dividendos e intereses, una de las principales fuentes de rentabilidad total. Se refiere a cualquier apreciación del valor de un activo con respecto a su coste original.

Ingresos: pago de intereses o dividendos a los tenedores de títulos de renta variable o renta fija, los cuales suelen concederse una vez al año.

Comisiones y gastos: en función del gestor de sus inversiones, podría haber muchos gastos que deban evaluarse, tales como las comisiones de compraventa de valores, las comisiones de gestión de los fondos en los que invierta o los honorarios del asesor que le ayude a seleccionar los valores, entre otros. Si no está seguro de las comisiones que está pagando, consúltelo con su asesor de inversiones. Si no dispone de uno, póngase en contacto con la entidad en la que mantiene sus activos. Las comisiones, especialmente si se reiteran con el tiempo, pueden restarle rendimiento a la cartera, de modo cabe considerar su posible incidencia en el mismo.

Flujos de efectivo de la cartera: esta cuestión es relevante, pero es fácil pasarla por alto y, además, es difícil de contabilizar. En caso de realizar distribuciones en su cartera, estas cuantías no deberían restarle valor al rendimiento de la misma. Es importante recordar que, con el fin de no desviarse de su estrategia de inversión, no debería equiparar una retirada de fondos del 10 % con una reducción del rendimiento del 10 %. Hay muchas formas de contabilizar las retiradas de efectivo en sus cálculos, pero es fundamental ponderar cada distribución en función del período de tiempo en el que la cuantía ha estado invertida. Este factor puede suponer todo un desafío para el inversor particular; por consiguiente, podría buscar asesoramiento profesional con el fin de determinar cómo podría incorporar adecuadamente estas decisiones en su medición del rendimiento de la inversión.

Tasa de retorno total: su tasa de retorno total debería reflejar todos los factores comentados anteriormente. Esta debería incluir el rendimiento total de su cartera (es decir, la revalorización del capital y los ingresos) y excluir las comisiones y las distribuciones de las carteras. Una vez calculada, puede compararla con su índice de referencia.

Eficiencia fiscal de su cartera: aunque puede resultar inapropiado añadir los impuestos en la medición de su rendimiento, no podemos obviarlos. Para calcular el valor de la cartera después de impuestos, se deben deducir los gravámenes sobre las plusvalías, el cobro de dividendos y cualquier otro impuesto que sea de aplicación. No debe olvidar mantenerse al día sobre las desgravaciones específicas de su marco fiscal de referencia y sobre cómo se vería afectado su patrimonio en el largo plazo ante cualquier cambio en la política fiscal.

En la mayoría de los casos, comparar la rentabilidad de su cartera con un índice que presente una estructura similar es la forma más fácil de determinar si su inversión va en la buena dirección. Esta es la razón por la que su cartera debería configurarse de manera que el rendimiento de la inversión pueda compararse con un índice de referencia. La adopción de un punto de referencia claro le ayudará a medir sus resultados con una mayor precisión.

Rumbo hacia el largo plazo

A nuestro juicio, la clave de la inversión reside en establecer objetivos a largo plazo, elegir el índice de referencia más adecuado para dichos objetivos y, a continuación, mantener la disciplina en el desarrollo de la estrategia. Asimismo, deberá mantener la calma cuando los mercados atraviesen episodios de volatilidad o de incertidumbre económica, política o en torno al comportamiento registrado recientemente por determinadas clases de activos.

Para los inversores largoplacistas, la medición del rendimiento de la inversión suele desempeñar un papel más importante en períodos de tiempo más largos. Es probable que las carteras de este tipo de inversores cuenten con una mayor exposición a los valores de renta variable (los cuales, a diferencia de otros tipos de activos, se caracterizan por registrar unos niveles de volatilidad más altos a corto plazo). Por consiguiente, aunque se desee determinar el rendimiento de la cartera en lapsos más cortos, el hecho de tomar decisiones de inversión en función de las oscilaciones producidas a corto plazo podría acarrear consecuencias devastadoras.

Los cálculos a corto plazo pueden inducir a error

Los inversores que deciden responder de manera irreflexiva ante la ocurrencia de episodios de volatilidad se arriesgan a tomar decisiones precipitadas que, por acertadas que parezcan en el momento, pueden socavar sus rentabilidades a largo plazo. Por ejemplo, la volatilidad negativa en un sector determinado puede conducirles a realizar una venta con pérdidas. En caso de que el comportamiento bursátil reciente terminara siendo una corrección, podría perderse las rentabilidades registradas en el repunte posterior.

En cambio, cuando un sector ha registrado un buen comportamiento recientemente, podría verse tentado a sobreponderarlo sin antes evaluar todos los factores ni calcular todos los riesgos. Por lo general, el hecho de no contemplar los efectos de la concentración aumenta el riesgo de sufrir pérdidas. Dos ejemplos recientes de ello se serían el estallido de la burbuja del bitcóin o del sector tecnológico de finales de la década de los noventa.

Un asesor financiero puede ayudarle a afrontar los períodos y evitar pagar comisiones y costes de oportunidad excesivos. Estos escollos podrían mermar las probabilidades de alcanzar los resultados esperados a largo plazo, por lo que un buen asesor le ayudará a mantener el rumbo hacia la consecución de sus metas a largo plazo y a no perder la calma cuando los mercados experimenten sus inevitables altibajos.

Interprete correctamente los resultados pasados

La medición del rendimiento resulta un aspecto crucial para su cartera. No obstante, el hecho de fundamentar sus decisiones de inversión en los resultados pasados de los mercados o de los asesores financieros puede ser arriesgado.

Es importante recordar que los resultados pasados no garantizan las rentabilidades futuras y que nadie puede garantizar que obtendrá el mismo nivel de rentabilidades que en el pasado ni que superará el desempeño de un índice de referencia sin asumir ningún tipo de riesgo. Por lo tanto, puede ser peligroso contratar los servicios de una empresa de inversión cuya estrategia se base únicamente en el desempeño registrado en el pasado.

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Fisher Investments España presta servicios de gestión de inversiones ofrecidos por Fisher Investments, su empresa matriz ubicada en Estados Unidos, la cual fue fundada en 1979 por Ken Fisher. Estamos comprometidos a ayudar a nuestros clientes de todo el mundo mediante el diseño de carteras adaptadas a sus necesidades y el análisis del rendimiento de las mismas a largo plazo.

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Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. La rentabilidad pasada no garantiza ni indica los resultados futuros de manera fiable. El valor de las inversiones y los ingresos procedentes de ellas están sometidos a la fluctuación de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.